(2) SECUESTRANDO A LA SRTA. TINGLE, de Kevin Williamson.

ESCARMIENTOS
Kevin Williamson, un eficaz guionista de películas de terror, escribe y dirige Secuestrando a la srta. Trigle, con la que revisita el género y sus arquetipos desde la perspectiva de la comedia. La localización de la acción en una pequeña población de provincias y sus tres protagonistas, estudiantes del instituto local, así como la temible antagonista, una profesora solterona empeñada en hacer fracasar a la heroína de la historia, son ingredientes básicos del recetario de un género de películas que el protagonista de Sé lo que hicisteis el último verano (1997) conoce muy bien. Pero en esta ocasión, a partir de su presentación típica, Williamson se dispone a darles la vuelta con una mirada llena de sorna y mordacidad, y lo que se anuncia como la enésima película de sustos amparada en la parodia se convierte en una comedia de terror no exenta de virulencia, una divertida y perversa sorpresa.
El instituto representa para los más jóvenes la oportunidad de escapar lejos de la realidad provinciana y mediocre que les rodea, pero las becas para la universidad sólo están al alcance de los mejores estudiantes y la inmensa mayoría se muestra embrutecida y resignada a su pequeño mundo conocido. La protagonista ha estudiado duro para llevar una vida diferente a la de su madre, una anodina camarera. El pánico que siente la hija ante la imagen de su madre llegando derrengada al hogar se expresa sin palabras. Quiere ser la primera y obtener la beca. Se ha sacrificado y se la merece, pero la Srta. Tingle quiere favorecer al lameculos de la clase y condenar a la chica al fuego lento de la frustración, el mismo fuego que ha endurecido el carácter, las manías y el afán de venganza de la pérfida profesora.
La excelente interpretación que hace Helen Mirren de la Srta. Tingle resalta la fascinante bellaquería de su personaje, una malvada que brilla por su inteligencia y capacidad de manipulación. Aún secuestrada, atada a la cama, ella es quien lleva las riendas de la situación, enfrentando a sus tres jóvenes secuestradores con las represiones, demonios y quimeras que les definen. La amiga de la heroína, que sueña con ser actriz y se ve reducida al papel de mera comparsa, y el chico de la película, con su aparente valentía encubriendo sus pocas luces, conforman con la protagonista un trío de esquinas convertidas en las que hurga con recreativa crueldad la terrible Srta. Tingle. Williamson conduce con inteligencia la evolución de los personajes en la situación única que los atrapa, en la que también intervienen algunos personajes episódicos igualmente esquinados, y consigue un atractivo divertimento rezumante de perversa ironía.
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