(1) EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO DE WILLIAM SHAKESPEARE, de Michael Hoffman.

DISCRETA ADAPTACIÓN SHAKESPEARIANA
La moda de adaptaciones fílmicas de obras de Shakespeare que nos invade últimamente, con mejores resultados económicos que artísticos en general, nos permite contemplar una nueva versión de El sueño de una noche de verano, escrita en 1596, con ilustres antecedentes en films realizados libremente por William Dieterle y Max Reinhardt (1935), Ingmar Bergman (1955), Jiri Trnka (1959) y Woody Allen (1982).
Se trata de una comedia llena de fantasía e imaginación, de magia y paganismo, de sensualidad y libertad erótica de la que Michael Hoffman ha respetado en gran parte sus bellas metáforas verbales, pero que ha trasladado a la Toscana de finales del siglo XIX, a un ambiente cálido y luminoso que parece el más idóneo para facilitar los enredos amorosos, las pasiones contrariadas, las infidelidades y los celos, todo ello ofrecido por un texto escénico que es una fábula sobre la ceguera y la locura propias del sentimiento romántico, en un lugar sinbólico que es un frondoso bosque, donde una pócima encantada vendrá a identificar el sinsentido de la pasión en las conductas tanto de personajes reales como de seres mitológicos.
Atractivos cuerpos y hermosos rostros de famosas estrellas de cine desfilan por la pantalla y un abundante presupuesto permite el lucimiento de los decorados y vestuario, especialmente en las escenas rodadas en los estudios romanos de Cinecittá. Pero aun siendo de agradecer que no se haya abusado de los efectos especiales, la película me ha decepcionado en buena medida porque creo que es una mera ilustración de la obra shakespeariana, un acercamiento farragoso y superficial a un texto y a unos personajes con escasa vida propia que da como resultado la visión de un clásico lastrada con molestas pretensiones de qualité, sensación a la que contribuye la caprichosa utilización de fragmentos musicales compuestos por Mendelssohn, Verdi, Bellini, Rossini y Donizetti.
Las diversas piezas del film no acaban de encajar adecuadamente, con esa heterogénea mezcla entre época decimonónica, ampuloso lenguaje coloquial, moral desfasada, amenaza de pena de muerte, redundancias en algunas frases que explican lo que ya nos muestra la imagen, etc.
Estimo que Michael Hoffman no ha realizado una lectura rigurosa, compleja y actual del libreto escénico original sino una traslación suntuosa y espectacular. Echo en falta más alma que nos seduzca y más carne que nos arrebate.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.