(2) POST COITUM, ANIMAL TRISTE, de Brigitte Roüan.

SEDUCIDA Y ABANDONADA
El cine francés abordó desde antiguo el tema de la infidelidad conyugal, masculina o femenina, propiciando films de calidad como La mujer casada (1964) de Jean-Luc Godard, La piel suave (1964) de François Truffaut o La mujer infiel (1969) de Claude Chabrol. Pero lo que fueron ambientes burgueses dominados por el capricho y la frivolidad desembocan, en los años 90, en personajes femeninos emancipados y activos tanto en la esfera laboral como en la sentimental y sexual, con que la figura del amante adquiere ya significados y funciones bastante diferentes.
Post coitum, animal triste es el segundo largometraje de Brigitte Roüan y toma su título de un adagio latino con fuertes connotaciones judeocristianas en torno al pecado, el sentimiento de culpa y el remordimiento que nada tienen que ver con el tono del relato, la radiografía de una pasión amorosa, el retrato de una locura de amor tan arrolladora como violenta. La película constituye probablemente una confesión personal, de cariz autobiográfica, si tenemos en cuenta la presencia de su autora como guionista, realizadora y actriz protagonista.
Hay un estudio psicológico ciertamente interesante sobre una mujer madura, editora de libros en París, arrastrada por un amour fou, por una pasión tan irracional como incontrolable, que olvida a su propia familia obsesionada por un joven y atractivo amante latino, que busca superar la rutina conyugal con un torbellino de sensualidad que le permita sentirse todavía deseada, quizá en una última oportunidad para ser plenamente feliz en una edad crítica tras la cual el futuro no suele reservar grandes sorpresas ni emociones.
El análisis de la situación y de su desenlace adquiere una doble vertiente: ante la traición de la pareja, si a la protagonista le espera la depresión, la baja autoestima y la tentación del suicidio, la historia paralela de la anciana desemboca en el asesinato del marido.
Resulta curioso que el lenguaje de esta película, como el de gran parte del cine actual, sea tributario de las aportaciones estilísticas de la Nueva Ola francesa de los años 60 y del logro de un mayor realismo con la discontinuidad espacio-temporal, el rodaje en interiores y en exteriores naturales, los actores poco conocidos, al cámara dotada de gran movilidad, etc. y que los resultados estén tan lejos de los relevantes ejemplos antes citados de Godard, Truffaut y Chabrol.
En efecto, Brigitte Roüan elabora en Post coitum, animal triste un relato sin punto de vista coherente y riguroso, confundiendo la mirada del protagonista con la suya propia y el resultado es cierta superficialidad al ser incapaz de distanciarse y de profundizar en el drama narrado, impidiendo una visión más lúcida y menos histérica del conflicto planteado.
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