(2) SE BUSCAN FULMONTIS, de Álex Calvo-Sotelo.

EL QUE NO LLORA NO MAMA
El primer largometraje de Álex Calvo-Sotelo —realizador de videoclips y cortometrajes— fue presentado en el reciente festival de Málaga y centra su atención en la situación laboral, familiar y sentimental de tres amigos del barrio obrero de San Blas en Madrid. Se dice que el cine español está atravesando estos últimos años sus momentos de mayor esplendor, pero también es cierto que escasean los films que se distinguen por sus preocupaciones sociales, casos excepcionales entre los que se debe citar Barrio (1998), Mensaka (1998), Las ratas (1997) y Chevrolet (1997).
Se buscan fulmontis, una comedia agridulce que en muchos momentos se torna amarga, se aparta de la famosa película británica de la que toma su título para convertirse en uno de los más completos y testimoniales films españoles sobre el paro, el subempleo, los contratos basura, el acoso sexual y la prostitución como única salida a una situación angustiosa y deprimente que conduce a la marginación y a la indignidad, especialmente a aquellos que, como los protagonistas, son jóvenes de 30 años sumidos en la desesperanza, unos por falta de estudios y otros por tener unos títulos universitarios devaluados en la práctica.
Situación nada optimista cuyo dramatismo acaba afectando a las relaciones afectivas de los implicados, condenados a malvivir con los padres o en una chabola, a sufrir ataques racistas o a contemplar a esa madre que tricota todo el día para asegurar su supervivencia y la de los suyos.
La primera mitad de la película nos va suministrando información sobre el drama del paro, la baja autoestima y las dificultades para evitar la marginación, pero en la segunda parte el interés decae por culpa de un guión que pierde fuelle, coherencia y contundencia, que no sabe resolver bien las situaciones planteadas. En este sentido, la prostitución masculina, los contactos a través de la prensa y los gigolós no resultan verosímiles atendiendo al carácter, el físico y la edad de los protagonistas.
Al debutante Calvo-Sotelo le ha faltado el dominio de un estilo narrativo lo bastante depurado para evitar que el relato se le fuera de las manos con una excesiva dispersión y con una indecisión que resta rotundidad crítica al desenlace. Muy apropiada la banda sonora con la música de Los Enemigos y temas de Raimundo Amador.
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