(3) TANGO, de Carlos Saura.

FASCINANTE ESPECTÁCULO
Exhibido en el último festival de Cannes, Tango es un film con algunos rasgos autobiográficos del que Saura erige en protagonista a un director de cine que prepara una película en torno a la música y baile porteños, alternando los ensayos coreográficos con la crisis sentimental del personaje encarnado por Miguel Ángel Solá.
Trabajando con un férreo guión pero con un amplio margen de improvisación a la hora de la puesta en escena, Saura logra una de las obras más hermosas y fascinantes de su carrera, en la línea de Carmen (1983) o Flamenco (1995), barajando multitud de elementos expresivos y mezclando realidad y fantasía, pasado y presente, drama y documental sobre danza, cine musical y político, sin faltar las explícitas referencias a Goya y al cine porteño de los años 30 y 40 con Carlos Gardel y Libertad Lamarque.
Esta heterogeneidad de referencias artísticas convergen milagrosamente en el logro de una magnífica película gracias especialmente a tres pilares creativos fundamentales: la exquisita fotografía de Vittorio Storaro —sugestiva plasticidad a base de pantallas, espejos y luces de colores cambiantes—; la deslumbrante música de Lalo Schifrin —variedad de arreglos, diversidad de intrumentos, elegancia melódica y rítmica—, y la precisión coreográfica de Juan carlos Copes, con unos estilizados bailes llenos de magia y de sensualidad, realzando especialmente la rotundidad carnal de los cuerpos de unas seductoras mujeres a las que rinde tributo de admiración.
Tango es un relato complejo pero no complicado, de una sencillez que rehuye todo efectismo y pretenciosidad, en el que el amor, la pasión, el desengaño, la soledad, los celos, la desesperación y la muerte son los materiales dramáticos con los que se elabora la tragedia de la vida. Un placer garantizado para los sentidos.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.