(2) LOS AÑOS BÁRBAROS, de Fernando Colomo.

CRÓNICA DE UNA FUGA ANUNCIADA
El presente film es una ficción que recrea muy libremente unos hechos reales: los estudiantes Nicolás Sánchez Albornoz y Manuel Lamana, militantes de la ilegal FUE, fueron condenados en 1948 a ocho años de prisión en consejo de guerra por realizar una pintada “subversiva” en la Facultad de Filosofía y Letras, siendo trasladados a Cuelgamuros y destinados a las tareas de construcción del llamado más tarde Valle de los Caídos, de donde lograron escapar a Francia con la ayuda de dos jóvenes norteamericanas, una estadounidense y la otra canadiense.
Resulta loable el esfuerzo de los guionistas por contextualizar el relato, que comienza resaltando el ambiente de represión vigente en la época, preocupación política que se va desvaneciendo para convertirse en enfrentamiento personal entre los dos jóvenes universitarios y el jefe nacional del SEU, un tipo siniestro que borda como siempre Juan Echanove. Y así, seguramente por exigencias de la taquilla, lo que va prevaleciendo es el tono de comedia, el relato de suspense con la dilatada huida y accidentada persecución y algunos momentos de romanticismo.
Chaplin y Lubitsch demostraron que también pueden abordarse temas trágicos con aires satíricos y festivaos, pero no es éste el caso de Los años bárbaros, película que no logra reflejar con rigor y coherencia el clima de los años más negros del franquismo. El suspense se revela algo artificioso, con situaciones alargadas y reiterativas, mientras otras se resuelven precipitadamente, además de resultar demasiado chocante en aquella España subdesarrollada e inquisitorial la peripecia del coche deportivo, las ropas elegantes, la comida refinada e incluso la prodigalidad erótica con besos, baño playero desnudos y homosexual liberado. Sin olvidar la carga sublimadora de un star-system hispano con un Jordi Mollá y un Ernesto Alterio que despiertan adhesiones más por su atractivo físico que por sus ideas democráticas y acciones valerosas.
Aun reconociendo ciertos valores testimoniales en Los años bárbaros, los que hayan vivido los duros años de post-guerra o se hayan documentado adecuadamente sobre ellos tendrán dificultades para reconocer aquella terrible era nacional-católica-falangista en las brillantes y a menudo divertidas escenas del film.
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