(1) EL HOMBRE QUE NO SABÍA NADA, de Jon Amiel.

UN TORPE AGENTE SECRETO
Un pobre hombre de Iowa, de visita en Londres, se embarca en un juego de rol, el teatro de la vida, gracias al cual cumplirá su sueño de convertirse en actor, siendo confundido con un experto agente secreto.
Parodia del cine de espías, una modalidad de comedia muy frecuentada tras el boom de James Bond —artilugios tecnológicos, mujeres seductoras, contexto de Guerra Fría, persecuciones espectaculares, etc.— y que en esta ocasión es adaptación de una novela de Robert Farrar.
Por desgracia, el humor fino e ingenioso brilla por su ausencia y estamos muy lejos de las divertidas peripecias de Peter Sellers con Blake Edwards, imponiéndose, salvo en tres o cuatro ocasiones, el look gracioso y malapata de cómicos como Bob Hope y Dany Kaye.
Se nota demasiado el artificio y esto acaba matando la risa.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.