(1) ARMAGEDDON, de Michael Bay.

COLISIÓN INMINENTE
Para los despistados que todavía no hayan percibido la naturaleza mastodóntica de esta superproducción hollywoodiense, algo improbable debido a la agresiva campaña publicitaria que ha precedido a su estreno, Armageddon es una película de catástrofes actualizada mediante todo un arsenal de efectos especiales de última generación que ya se ostenta en la primera secuencia: una lluvia de meteroritos destruye diversas zonas urbanas de Nueva York.
Pero un asteroide aún mayor, del tamaño del estado de Tejas, está todavía por venir. Los expertos de la NASA tan sólo encuentran una posible solución: enviar a un equipo de astronautas al espacio para destruirlo antes de que colisione con nuestro planeta. Para ello recurren a Harry S. Stamper, el mayor experto en perforaciones petrolíferas, y a su cualificado equipo de perforadores, para que aterricen en la superficie del planetoide, lo perforen e introduzcan un dispositivo nuclear que al estallar consiga desviar su trayectoria y poder salvar el planeta, evitando así el fin del mundo.
Recogiendo el regocijo destructivo provocado por la colisión de un meteorito de Deep Impact (1998) pero derivando en el típico relato épico de salvación en el último segundo, Armageddon narra la hazaña de un grupo de héroes estadounidenses que son capaces de sacrificar sus vidas por salvar a la Humanidad. Porque para salir del planeta en una nave, aterrizar en la superficie de un bólido espacial y agujerearlo para hacerlo estallar en mil pedazos, todo ello sin los conocimientos y entrenamiento necesario, hace falta estar hecho de otra pasta. De las subtramas románticas y dosis sentimentales varias que interrumpen la historia principal mejor no hablar.
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