(2) MEJOR… IMPOSIBLE, de James L. Brooks.

UN ENTRAÑABLE SER INSOPORTABLE
El último film de James L. Brooks se sostiene fundamentalmente por la entidad y relevancia del protagonista, Melvin Udall (Jack Nicholson). El citado personaje es un escritor maniático, huraño, egoísta e insultante en el trato con los demás. En definitiva, se trata de uno de los seres más desagradables que uno pueda tener como vecino en Nueva York. Víctima de un desorden obsesivo-compulsivo, repite constantemente hábitos y costumbres de manera sistemática y entre sus rutinas está la de comer todos los días en una cafetería, donde le sirve Carol Connelly (Helen Hunt), una camarera y madre soltera. Poco a poco seremos testigos de cómo el aprecio y el amor hacia ella va a provocar un cambio progresivo en el que superará sus defectos como un ser humano insoportable, todo ello narrado con gracia y talento, sin golpes mágicos de guión sino describiendo un proceso gradual sazonado de acertados gags.
Mejor… imposible es una comedia de tonos agridulces que va más allá del mero relato de superación personal gracias a la complejidad con que se aborda la descripción de personajes y sus relaciones, sin renunciar a unos toques de comedia que endulzan la narración en el sentido de transformar una minusvalía emocional en un rasgo de genialidad. Ese es su gran defecto, pero el resto es una película construida a partir de un guion consistente que recuerda la época clásica del género, no basado en toscos enredos y casualidades oportunas, sino en un humor basado en situaciones cocidas a fuego lento.
Conforme avanza la historia se introduce notas sentimentales, siempre contenidas ya que no cae en un romanticismo empalagoso, con buenos diálogos. Tal y como he comentado, lo mejor del film es la interpretación de Jack Nicholson, que sabe crear antipatía en el personaje. No se queda a la zaga, sin embargo, el trabajo de Helen Hunt. Junto a ellos, un tercer sujeto es Simon Nye (Greg Kinnear), un artista gay que vive en el mismo edificio que Melvin, que sufre constantemente su homofobia.
El realizador ha conseguido, por ahora, su mejor film. Una comedia que, sin llegar a ser excepcional, vale la pena ver, sobre todo por su destacable trabajo actoral.
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