(1) ROBINSON CRUSOE, de Rod Hardy y George Miller.

EL NÁUFRAGO
Del famoso relato de Daniel Defoe (1660-1731), escrito en 1719 por el periodista y novelista e inspirado al parecer en un caso real, se han realizado múltiples adaptaciones al cine, entre las que cabe destacar por su mayor fidelidad al origen literario las dirigidas por George Meliés (1902), Arthur Frank (1941), Luis Buñuel (1952) y Byron Haskin (1964).
La versión de Rod Hardy y George Miller se limita a mostrar de forma tan correcta como superficial las anécdotas de la célebre novela, centrando su atención en las aventuras del protagonista, especialmente sus diferencias con Viernes respecto a la idea de Dios y la esclavitud, así como su lucha conjunta contra la tribu de caníbales de la isla vecina.
La óptica comercial dominante en el film se hace evidente en el duelo inicial a espada entre Robinson y su mejor amigo por el amor de una bella joven, en la reconciliación con Viernes y en el triunfo final del amor tras su regreso a Escocia.
Rodada en las selvas de Nueva Guinea para conferir al film de un mayor realismo físico e interpretada por un Pierce Brosnan anterior a su encarnación de James Bond, esta traslación cinematográfica desaprovecha la ocasión para hacer una reflexión seria sobre la civilización, la soledad, los conocimientos técnicos y la esclavitud, con el dominio de la naturaleza por el hombre mediante una cultura mediatizada por la idea del utilitarismo y la supervivencia. Pero el objetivo era entretener y se ha logrado en buena medida.
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