(3) HAPPY TOGETHER, de Wong Kar-Wai.

ÚLTIMO TANGO EN HONG KONG
Esta es la segunda película que nos llega, tras Chungking Express (1994), del realizador Wong Kar-Wai, premio a la mejor dirección en el festival de Cannes, una historia de amor homosexual entre dos jóvenes de Hong Kong emigrados a Argentina y protagonizada por dos de los actores más famosos en su país, rodada al parecer como consecuencia de la crisis personal que afectó al cineasta con motivo de la anexión de la antigua colonia británica por China.
Lo que empieza siendo una road movie acaba situando a los protagonistas en Buenos Aires, donde sucesivas rupturas y reconciliaciones, trabajos y viviendas, nos muestran sus dificultades de adaptación a un país con lengua, cultura y costumbres muy diferentes.
Pero Wong Kar-Wai es un entusiasta seguidor del revolucionario estilo narrativo de Jean-Luc Godard, cuyas innovaciones estilíticas respecto al cine clásico, en el sentido de la Nueva Ola francesa, serían el equivalente de la pintura cubista con la que Picasso fraccionó y distorsionó la unitaria y plana mirada con la que los artistas impresionistas contemplaban el mundo. Así pues, Happy Together evidencia la contradicción de ser un melodrama y, al mismo tiempo, aparecer como un relato distanciado en el que los sentimientos ya no son compartidos por el espectador sino presentados como un objeto a considerar fría y racionalmente, pues la psicología ya no es la que determina los gestos y diálogos previamente escritos en un guión sino que aquella es consecuencia del comportamiento espontáneo de los actores, con utilización de un método de acercamiento a la realidad que conecta filosóficamente con la fenomenología y el existencialismo.
Por eso la narración fragmentada, la huida del naturalismo, la voz en off, los planos virados con zonas de color o negro, la aceleración de imágenes y la cámara lenta como formas de manipular el tiempo, las frecuentes elipsis, el uso de la cámara a mano, el rodaje rápido y barato, la improvisación… sirven para contar una historia claustrofóbica, con un Buenos Aires nocturno e irreal, peculiar mirada de un extranjero que traza una parábola para describir un doble itinerario: geográfico, con el viaje a Argentina y el regreso a Hong Kong, e interior, con la sucesión de celos, desamor, ruptura y soledad de los protagonistas.
Como película de “autor” vanguardista, Happy Together quizá decepcione a algún espectador poco aficionado a este estilo sugerente, tan brillante como elíptico, de una modernidad narrativa que no privilegia explíticamente la capacidad expresiva de los personajes sino que se limita a suministrar datos para que sea el propio receptor el que articule el discurso fílmico y le dé su particular sentido.
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