(2) PODER ABSOLUTO, de Clint Eastwood.

ATRAPA A UN LADRÓN
Un nuevo film producido, dirigido e interpretado por Clint Eastwood, Poder absoluto es adaptación de un bestseller de David Baldacci, un relato políticamente incorrecto que combina el sensacionalismo con la óptica liberal al presentar a un presidente de los Estados Unidos mujeriego y borracho, sádico y asesino, imagen negativa que lo aleja de ese tono apologético hacia las instituciones que suele caracterizar al conservador cine hollywoodiense actual.
Se trata de un típico film policíaco con falso culpable, un audaz ladrón de guante blanco, experto en disfraces, que es testigo accidental de un asesinato y que debe sufrir el acoso de los agentes que pretenden detenerle y culparle. La película cuenta con un equipo técnico y artístico envidiable: excelentes actores como Gene Hackman, Ed Harris, Pat Glenn y el veteranísimo E. G. Marshall; guión de William Goldman y una hermosa banda sonora de Lennie Niehaus. Pero Clint Eastwood ha debido ceder en sus pretensiones de hacer un cine más personal y centrado en aspectos humanos —el protagonista es un antihéroe solitario pero preocupado en recuperar el afecto de su hija— para repetar las exigencias del cine de género. En este sentido, el relato presenta sus puntos débiles en cuanto a lógica narrativa y las secuencias se alargan algo artificiosamente en aras del suspense, al servicio de una tensión dramática que origina ciertos estancamientos de ritmo.
De todos modos, Poder absoluto es un digno cine de entretenimiento que a una correcta realización añade un punto de vista poco usual: la ácida e irreverente visión de la deshonestidad del primer mandatario USA, no ya por su pasional delito sino por el cinismo y la deslealtad que demuestra el egregio personaje en actuaciones posteriores. Pero, una vez más, el criminal nunca gana.
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