(1) EL MUNDO PERDIDO: JURASSIC PARK, de Steven Spielberg.

RESCATE EN LA ISLA DE LOS MONSTRUOS
El descomunal éxito comercial de Parque Jurásico (1993) ha promovido una previsible secuela que reproduce el mismo esquema narrativo y traslada personajes y situaciones semejantes en una conocida fórmula hollywoodiense que puede resumirse en “si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?”.
El mundo perdido: Jurassic Park es un discreto relato de aventuras, ya que su guión cae en un imperdonable esquematismo que divide a los humanos y a los dinosaurios en buenos o malos: los primeros según se manifiesten ecologistas o se dediquen a cazarlos con fines lucrativos; los segundos según su condición de herbívoros y carnívoros. Por otra parte, los personajes manifiestan una preocupante falta de tridimensionalidad a la hora de mostrarse en pantalla, reduciéndose a meros arquetipos incapaces de evolucionar.
Eso sí, el film vuelve a lucirse en el plano técnico como lo hizo la anterior entrega, con una meritoria recreación de los animales prehistóricos que interactúan con los personajes de carne y hueso. Los impresionantes paisajes, la efectiva música de John Williams y algún actor de renombre dan algo de consistencia a una película que, pese a todo, no alcanza el prestigio de su predecesora.
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