(1) CUESTIÓN DE SUERTE, de Rafael Moleón.

CAMBIO DE PLANES
No deja de ser seguramente una quimera afirmar la existencia de un cine negro a la española. Cuando este importante género fílmico nació en Estados Unidos como fruto de un contexto social y de un clima moral determinados, adquiriendo un estilo narrativo propio que difícilmente admite imitaciones.
Carlos Pérez Merinero y Luis Marías han escrito un guión, a partir del relato corto El perro perdiguero de François Sagan, en cuyas páginas están presentes los elementos básicos que constituyen el thriller con una explítica voluntad de alterar la rutinaria existencia de una familia “normal” cuando el protagonista decide cruzar la raya que separa la honradez de la delincuencia atraído por el valor de un botín de joyas y por la sensualidad de una viuda francesa.
Pero la elección de unos actores inadecuados y, sobre todo, el limitado talento de Rafael Moleón impiden al espectador entrar en el relato y aceptar personajes y situaciones suficientemente verosímiles.
El resultado es bastante decepcionante. El caos moral queda reducido a un melodrama más o menos convencional: la intriga se limita a la incerteza de su desenlace, el cinismo se trasmuta en un tufillo moralizante según el cual “quien mal anda mal acaba”, y en cuanto al estilo seco y cortante del noir original, el film evidencia una ignorancia de la función narrativa de las elipsis, predominando en imágenes y en diálogos lo obvio y lo redundante. Una lástima.
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