(3) LA BELLEZA DE LAS COSAS, de Bo Widerberg.

INVIERNO DEL 43
Galardonada con multitud de premios internacionales, La belleza de las cosas es una de las películas más cómodas y familiares de Bo Widerberg, padre además del joven protagonista Johan Widerberg. El film está ambientado en Malmöe (Suecia) en 1943, en plena II Guerra Mundial, en un colegio que empieza su curso por Navidad y sus primeras imágenes muestran un texto del naturalista Linneo —científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco del siglo XVIII que estableció los fundamentos para el esquema moderno de la nomenclatura binomial— sobre el despertar sexual en la pubertad, eje temático que determinará la estructura y el desarrollo del relato.
Con evidentes paralelismos respecto a Verano del 42 (1971) pero sin la carga de lirismo del magnífico film de Robert Mulligan, La belleza de las cosas aborda también el tema tabú, lindante a veces con lo delictivo, de las relaciones amorosas entre una profesora y un alumno, con la cuidada atención a los detalles cotidianos para describir la verdadera pasión, caracterizada por la excitación, la irracionalidad y su fuerza arrolladora. Pero lo que confiere un interés añadido a la película es su desarrollo y resolución, que parece seguir el enunciado freudiano de la lucha entre el principio del placer y el principio de realidad, con una victoria final de este último que se traduce en el mayor dramatismo que configura la segunda mitad del relato.
La profesora Viola y el adolescente Stig materializan su arrolladora pasión amorosa, pero la primera carga con una frustrada vida matrimonial y el segundo, más inexperto, sigue los nacientes impulsos biológicos propios de su edad. Se trata de un amor imposible que el film enriquece con el establecimiento de un peculiar triángulo en el que se inserta, pasivamente, la patética figura del marido, alcohólico, apasionado de la música clásica y vendedor ambulante de lencería femenina, ahora amenazadas las fibras naturales por el descubrimiento del nylon.
El tono realista y dramático de La belleza de las cosas, realizado con sensibilidad, una puesta en escena funcional y sin moralismo alguno, viene reforzado por la muerte del hermano de Stig, un marino hundido con su submarino, y por la neurótica reacción agresiva de la maestra contra su alumno al ver terminada su aventura amorosa. Sólo quedará el recuerdo.
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