(3) EL PRISIONERO DE LAS MONTAÑAS, de Sergey Bodrov.

EL ABSURDO DE LA GUERRA
Inspirada en la novela de León Tolstoi El prisionero del Cáucaso, la película de Sergey Bodrov nos llega aureolada con multitud de reconocimientos y premios internacionales, constituyendo una actualización de la obra literaria original mediante el reciente conflicto entre Rusia y Chechenia, una guerra de carácter independentista con dos naciones que son como el Goliat y el David representativos de dos mundos y dos tiempos completamente diferentes.
La sencillez del relato, que parte de un guión con estructura narrativa de cuento por lo elemental de sus personajes y situaciones, constituye una crónica realista y un testimonio lleno de lirismo a favor de la paz, con un punto de vista antibelicista que rehúye cualquier indicio de brutalidad en sus imágenes, que muestra el sufrimiento sin caer en el sentimentalismo y que refleja la lucha contra el destino de unos hombres y unos pueblos condenados a entenderse, a pactar, ante la crueldad y el absurdo de una tragedia colectiva surgida sobre la violencia y la muerte.
Nos hallamos ante un tipo de cine bélico basado en una visión humanista de la vida: los atavismos, las diferencias étnicas y la implacable lógica militar no impiden la eclosión de la fraternidad, el perdón y el amor. Este compromiso ético del film llega con toda claridad al espectador gracias al clasicismo y la sobriedad de sus encuadres, de una belleza insuperable, con una mezcla de personajes y de paisajes que subrayan lo ilógico del enfrentamiento bélico cuando todo alrededor nos remite al bucolismo, como no deja de insinuar una banda sonora elaborada con música de carácter folklórico.
En esta ocasión, la violencia que contemplamos es solo moral y estamos lejos del habitual panfleto que la exalta desesperando la agresividad del público, aunque su ropaje exterior sea con frecuencia condenatorio. La película es hermosa y su elevada calidad es fruto de la honestidad y de la sensibilidad, virtudes que no deben confundirse con la pedantería ni con la búsqueda del efectismo.
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