(1) LA SOMBRA DEL DIABLO, de Alan J. Pakula.

HÉROES Y VILLANOS
De una película como ésta, basada fundamentalmente en duelo interpretativo entre las estrellas consagradas Harrison Ford y Brad Pitt, sería ingenuo esperar algo más que una historia superficial y espectacular típicamente hollywoodiense, aun a costa de convertir al joven actor estadounidense en un joven activista del IRA que lucha por la independencia de su país frente a Gran Bretaña. En ningún momento plantea el film la licitud ética o política de la lucha armada.
La marcha del joven terrorista a Estados Unidos con el objetivo de adquirir armas para la causa irlandesa republicana encauza definitivamente La sombra del diablo por las rutas más trilladas del cine de género y sus exigencias. No hay punto de vista coherente sobre personajes y conflictos y el enfrentamiento entre el terrorista y el incorruptible policía de barrio, pobre pero honrado, unidos ambos con un origen común irlandés, discurre por unos cauces excesivamente maniqueos, donde el choque entre maldad y bondad, entre fanatismo y humanidad, sólo se resuelve con la victoria final de la ley y el orden establecido.
Un nuevo caso descendente, pues, en la decepcionante carrera profesional del otrora prometedor Alan J. Pakula, pese a haber contado esta vez con el excelente fotógrafo Gordon Willis.
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