(2) LEJOS DE ÁFRICA, de Cecilia Bartolomé.

INOLVIDABLE AMISTAD
Tercer largometraje de Cecilia Bartolomé, rodada en Cuba aprovechando sus paisajes y habitantes afroamericanos para lograr una fidedigna ambientación geográfica y humana, Lejos de África parece elaborado en torno a los recuerdos personales sobre la infancia y adolescencia de la realizadora en una isla de Guinea Ecuatorial española en su época colonial. El núcleo del relato está formado por la amistad y mutuo afecto entre una niña blanca, hija de médico, y otra negra nativa, relaciones sentimentales que, a lo largo de los años 50 y 60, permiten mostrar el choque entre dos razas y dos culturas bajo la dictadura franquista y su extremado puritanismo en cuestiones de moral sexual.
El film está realizado con corrección, con un esquema inicial de aventuras infantiles que permite, sin embargo, desvelar una serie de delicados aspectos relacionados con la convivencia entre blancos y negros, entre colonos y nativos, con una aparente integración racial que irá evolucionando desde la tolerancia paternalista a la forzada integración igualitaria hasta desembocar en una serie de etapas previas a la plena independencia y salida de los españoles de los que eufemísticamente se llamaba “provincia española de ultramar”.
Destaca el prometedor debut de Alicia Bogo en el papel de joven protagonista y prefiero la primera mitad del film a su parte final en la que resultan algo esquemáticas las divergencias entre las dos amigas por culpa de las infidelidades de un novio bastante golfo.
Lejos de África es resultado, básicamente, de una visión nostálgica del pasado, con gran peso de los resortes emotivos, a veces con una mezcla contradictoria de añoranza y resquemor. Sin duda, el relato no profundiza ni quiere discurrir por otros derroteros posibles, de mayor verismo y crudeza: pensemos, por ejemplo, lo que hubiera enriquecido la película unas relaciones explícitamente lésbicas y una corrupción generalizada frente a la uniformidad moralizante pretendida por el movimiento y el Nacionalcatolicismo que se propugnaban desde la Metrópoli.
Pero la idealización del pasado y la belleza de la evocación son recursos legítimos que también imponen sus leyes gratificantes. Como diría Bogart, siempre nos quedará África.
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