(1) MATILDA, de Danny DeVito.

NIÑA CON PODERES
Eficaz y brillante adaptación del cuento de Roald Dahl, un reputado escritor de relatos infantiles que incluye en sus textos, debidamente puestos al día, todo el repertorio de referentes temáticos y estilísticos que han conformado el éxito de los cuentos para niños desde tiempos inmemoriales.
DeVito, actor y realizador, ha sustituido aquí los efectismos melodramáticos por amplias dosis de humor y de fantasía, potenciando el alcance didáctico del film: necesidad de afecto familiar; defensa de la educación y la lectura frente a una televisión embrutecedora; condena de la escuela autoritaria basada en los castigos y el temor; consideración positiva de la honradez frente a una riqueza lograda con negocios ilícitos, etc.
Aquí los padres asumen la función de la clásica madrastra; el colegio es el tétrico castillo; su directora es la tradicional bruja; y la joven maestra es la princesa encantada redimida por la protagonista, una niña dotada de poderes paranormales. Lamentablemente, el valor de la película se halla limitado por una serie de lugares comunes y tics habituales en la cultura USA como son el carácter superdotado de la pequeña protagonista y, sobre todo, la exagerada caricaturización de personajes y situaciones, por lo que el mensaje se invalida en gran medida por su limitada verosimilitud.
Una vez más, la solución a los conflictos planteados viene de la mano de una serie de poderes mágicos (la telequinesia) mediante los cuales la heroína infantil logra castigar a la malvada antagonista, rescatar a la bella y conquistar la felicidad. Pero pese a sus tópicos y recursos demasiado fáciles, Matilda está realizada correctamente, entretiene e incluso lanza propuestas aleccionadoras que pueden resultar fructíferas.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.