(1) LA CELESTINA, de Gerardo Vera.

LA INTERMEDIARIA DE AMORÍOS
La importancia de La Celestina, el nombre con el que se ha popularizado la Tragicomedia de Calisto y Melibea, atribuida a Fernando de Rojas, en la historia de la literatura española reside tanto en el realismo de unos tipos humanos dominados por sus pasiones —lujuria y avaricia, fundamentalmente— como por el cambio del amor espiritual vigente en la Edad Media por un amor carnal que surge con el Renacimiento, aunque su autor tuvo que urdir un funesto castigo final para los jóvenes amantes por su desafío a las leyes divinas, coexistencia entre pecado y moraleja que refleja perfectamente la transición del siglo XV al XVI, la época en que fue escrito este drama en prosa.
Ya en 1969, César F. Ardavín, con el asesoramiento lingüístico de Criado del Val, realizó una versión fílmica con Amelia de la Torre, Julián Mateos y Elisa Ramírez, una operación comercial de éxito que se servía del prestigio culturalista como pretexto para sortear la rígida censura franquista con la exhibición de desnudos, teniendo el honor de ser la primera película española con tetas desde la Guerra Civil.
Por ello uno se pregunta cuál puede ser la justificación de una nueva versión que sigue similares planteamientos estilísticos a los de la antigua, un producto de qualité basado en un clásico literario en el que se agradecen los esfuerzos de Terele Pávez, los generosos desnudos de Maribel Verdú y el uso funcional pero pobre como decorados de algunos edificios antiguos. El resto decepciona profundamente: los actores están mal dirigidos, recitan deficientemente y Azcona resulta demasiado esquemático, limitándose a seleccionar los párrafos más brillantes del texto original, con rellenos de cosecha propia. Por supuesto, no queda reflejado adecuadamente el espíritu de la época: religión, represión, sensualidad, picaresca, etc.
Y en vano se intenta aderezar todo el desfile de personajes de cartón-piedra con el uso y el abuso de una banda sonora compuesta por hermosos fragmentos musicales de Rodrigo, Becarisse, Milá, Sor y otros autores de partituras para guitarra.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.