(1) TWISTER, de Jan de Bont.

CAZADORES DE TORNADOS
Parece que estemos asistiendo a una revitalización del cine de catástrofes de los años 70, un subgénero del de aventuras, esta vez en un proyecto industrial y comercial de envergadura como atestigua la presencia de Michael Crichton —autor de Parque Jurásico— en la escritura del guión, de Steven Spielberg en la producción y de la compañía de George Lucas en los efectos especiales.
El resultado es un producto bien realizado, con una perfecta creación de imágenes virtuales y una historia narrada ágilmente que logra entretener a un público entregado al despliegue de las consabidas dosis de acción y aventura.
El guión de Twister se apoya en tres núcleos temáticos básicos: 1) una pareja a punto de divorciarse se reconcilia en medio del fragor destructivo de un gran tornado; 2) la meteoróloga fue traumatizada, de niña, por la muerte de su padre a causa de un terrible huracán; y 3) la rivalidad de un científico malvado que también aspira a descubrir la forma de predecir el desarrollo de estos violentos fenómenos atmosféricos.
Todo ello, sin embargo, elaborado de forma archiconvencional, con un guión repleto de situaciones pueriles, con el consabido heroísmo de los protagonistas y con la ya habitual loa tontorrona a la alta tecnología. O sea, lo justo y necesario para conseguir un film memo pero muy taquillero. Misión cumplida.
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