(2) I.D. / IDENTIFICACIÓN, de Philip Davis.
LOS “HÉROES” DEL DOMINGO
Una co-producción entre Gran Bretaña y Alemania en la que Philip Davis demuestra haber hecho una rigurosa labor previa de documentación en torno al fenómeno de la violencia en el fútbol, al describir minuciosamente la personalidad y las actividades de unos hooligans, fanáticos seguidores de un equipo londinense de segunda división.
El entorno social degradado —paro, pobreza, delincuencia—, los condicionantes socio-culturales —escas nivel intelectual y económico, frustración con propensión a la violencia, etc.— y los mecanismos psicológicos que intervienen en este fenómeno de la violencia en el deporte —bajo nivel de autoestima, redención personal a través de la pertenencia e identificación con el grupo, conversión del adversario en enemigo a batir— hacen de I.D. / Identificación un film mucho más complejo que Ultras (1990), el tímido relato de Ricky Tognazzi sobre los hinchas de un equipo italiano.
Una ajustada realización, la utilización de planos y montaje en sentido documental, la presencia de 500 extras… hacen de la película el vehículo de un realismo “sucio” en torno a un tema que sólo directamente es deportivo. Nunca llega a verse el césped ni los jugadores ya que lo que de verdad interesa es toda la parafernalia que rodea a los encuentros futbolísticos: bares con abundancia de alcohol, desfile por las calles hasta el estadio, autobuses, gradas… con el consiguiente acompañamiento de slogans, cánticos, insignisas y gestos. Todo ello conformando un caldo de cultivo de un espíritu gregario y tribal susceptible de degenerar en proceso de psicopatología colectiva capaz de disolver al individuo en la masa. La belleza y la técnica deportivas ya no interesan en absoluto: sólo importa la victoria a cualquier precio.
Pero para llegar a estas conclusiones, el film utiliza un truco argumental discutible: cuatro agentes de policía se infiltran entre los “ultras” para descubrir y hacer detener a los organizadores de las peleas, pero uno de ellos acabará identificándose de tal modo con su papel que romperá la disciplina y se convertirá en destacado líder de los hooligans. Con la total asunción de las características del personaje representado, el protagonista culminará un proceso de radicalismo y de máxima alienación: de defensor de la ley a delincuente.
El film ignora otros aspectos de la cuestión, como el papel de algunos directivos de los clubs y de ciertos periodistas sensacionalistas a la hora de crear tensiones y expectativas con el fin de asegurar victorias, mayores recaudaciones o audiencias. Tampoco aparece bien argumentada la afirmación de que los grupos “ultras” sirven de reducto para traficantes de drogas y que constituyen el caldo de cultivo para la proliferación de “cabezas rapadas” de signo neo-nazi o fascista.
La película, pese a los reparos apuntados, tiene suficiente interés para que su visión sea recomendable.
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