(3) FLIRT, de Hal Hartley.

VARIACIONES SOBRE UN TEMA
Hal Hartley vuelve a deleitar a los cinéfilos con su personal concepción del relato fílmico, con un cine tan alejado de los parámetros comerciales como heredero de la Nueva Ola francesa, tributario especialmente de J.L. Godard en lo que respecta a su alejamiento del discurso naturalista, evidente también aquí por unos diálogos y por una labor actoral que buscan una cierta distancia reflexiva en el espectador, como por unas rupturas espacio-temporales en el interior de la secuencia que intentan generar antes unas ideas que provocar emociones.
El film se articula en tres episodios ubicados, respectivamente, en Nueva York, Berlín y Tokio, y se trata de un mismo guión filmado con ligeras variaciones: los problemas, las tensiones y las dudas que provocan las relaciones amorosas entre tres personas. Se repiten situaciones y diálogos —pasiones, infidelidades, celos, violencia— pero en el caso alemán el triángulo es homosexual y en el último la proverbial pudibundez japonesa evita toda referencia a las fantasías eróticas.
Flirt, por su peculiar estructura narrativa, puede también considerarse una reflexión sobre el lenguaje cinematográfico ya que parece clara la función didáctica que permiten las repeticiones de las misma situaciones y diálogos, clarificando la significación que determinados gestos, frases y elipsis tienen en el conjunto del episodio y dando pie al debate de una interesante cuestión: si es el contexto el que determina la cualidad diferenciada de las pasiones o por, si al contrario, son éstas las que condicionan y determinan el contexto general. O si los más profundos resortes del alma humana son básicamente idénticos más allá de tiempos y de espacios diferenciados.
El film posee cierto aire a lo Woody Allen, con sus buenas dosis de filosofía casera y abundantes elementos de ironía, patentes sobre todo en esos personajes secundarios que, como el coro de Poderosa Afrodita (1995), comentan y debaten sobre el destino de los protagonistas. Por eso, la originalidad, el talento y el sutil humor que caracterizan la película hacen que nos olvidemos fácilmente de algunos excesos de artificio.
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