(2) EL INGLÉS QUE SUBIÓ UNA COLINA PERO BAJÓ UNA MONTAÑA, de Christopher Monger.

CUESTIÓN DE ALTURA
Tras el indiscutible éxito de Cuatro bodas y un funeral (1994), Hugh Grant protagoniza una discreta pero entretenida comedia basado en hechos reales acaecidos durante la I Guerra Mundial. Dos cartógrafos ingleses llegan a una pequeña población de Gales con la intención de estudiar el terreno y catalogar una elevación que los lugareños consideran su montaña. Si pasa de los mil pies, figurará en los mapas; si no alcanza esa altura, no. El caso es que dicha elevación no cumple por muy poco la medida, ante lo cual los habitantes de la comunidad, ni cortos ni perezosos, se movilizan para añadir “artificialmente” los pies que faltan para que finalmente luzca en los mapas de la corona británica la montaña que han erigido en símbolo de su orgullo patrio.
El inglés que subió una colina pero bajó una montaña posee una destacable dirección artística y una fotografía de Vernon Layton que enfatiza cromáticamente los aspectos característicos del lugar, como el clima y la vegetación. Por lo que respecta al elenco actoral, encabezado por el mencionado Hugh Grant, dan vida a una variopinta galería de individuos, construidos desde el prisma del humor pero dotados de tridimensionalidad: desde el tendero al párroco del pueblo.
Mejor en su caracterización que en su desarrollo dramático, esta fábula rural peca en ocasiones, no obstante, de un hueco esteticismo que desinfla sus escaladas épicas y líricas.
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