(3) HOMBRE MIRANDO AL SUDESTE, de Eliseo Subiela.

DIVINA LOCURA
Este film de 1986 recibió numerosos premios en los festivales de San Sebastián, Toronto, La Habana, Sao Paulo y Cartagena, consagrando definitivamente a su realizador, el argentino Eliseo Subiela.
Ambientada en un hospital psiquiátrico, la película nos presenta a un loco visionario, un iluminado mezcla entre Cristo y un extraterrestre, que aparece como una especie de redentor de la Humanidad, como salvador de una sociedad víctima del egoísmo y el sufrimiento. Y así como el loco de Ordet (La palabra) (1955) de Carl Theodor Dreyer predicaba la fe, aquí Rantés postula el amor y la solidaridad en su enfrentamiento con el psiquiatra que le atiende, un hombre divorciado, solitario e indiferente ante el dolor de sus pacientes.
Verdadero ejemplo de cine “de autor”, Hombre mirando al sudeste me parece la obra más lograda de un Eliseo Subiela que realiza un cine personalísimo, mezcla de ciencia-ficción, surrealismo y film de mensaje, cuyo carácter tan ambicioso como a veces ingenuo, le permiet pasar con demasiada facilidad desde las cumbres de la emoción poética y del lirismo más desorbitante a las más elementales propuestas lindantes con el camelo, dignas de cualquier secta filosófica o del más burdo psicoanálisis.
En todo caso, la película tiene la suficiente coherencia y rigor narrativo para seducir al espectador, que asiste fascinado a la peripecia vital de este alienado, posiblemente un niño huérfano y sin afecto de un padre alcohólico, que se ha refugiado en el delirio por un exceso de sensibilidad y porque la realidad le resultaba insoportable.
Hombre mirando al sudeste es una hermosa parábola en la que la locura equivale a distanciamiento, a no complicidad con un mundo agresivo y problemático, una locura que presenta una doble vertiente valorativa: negativa como enfermedad y sufrimiento; positiva como último reducto de libertad y de fantasía.
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