(2) BRAVEHEART, de Mel Gibson.

ÉPICA ESCOCESA
La hazaña histórica de William Wallace, un patriota escocés del siglo XIV que se enfrentó a la férrea dominación inglesa que imponía leyes injustas e impuestos abusivos, ha sido convertida en un épico relato por el actor Mel Gibson, también director y productor de esta superproducción.
La gesta tiene como ingredientes principales el amor, la venganza, la traición y la rebelión contra la opresión, narrándola de manera excesivamente plana y lineal. Sin embargo, Braveheart muestra hermosos paisajes naturales de fondo, buenos actores en los papeles secundarios y cierto esfuerzo por retratar de manera realista y verosímil la sociedad de la época, sus usos y costumbres y especialmente el arte de la guerra. En ese sentido, debe mencionarse las numerosas escenas de batalla, ejecutadas con talento y exhibiendo un realismo “sucio” que recrea con detalle sangrientas luchas a muerte.
Este segundo film de Gibson como realizador, tras El hombre sin rostro (1993), demuestra su talento como narrador, logrando sostener el ritmo del relato durante sus casi 3 horas de duración. Magnífica banda sonora de James Horner.
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