(2) SIN PIEL, de Alessandro D’Alatri.

LOCURA DE AMOR
La presencia de Anna Galiena es el principal atractivo de este sencillo y honesto film italiano, una crónica repleta de detalles cotidianos sobre las andanzas de un psicópata que se enamora de una mujer a la que manda anónimos y que acaba perturbando la existencia de su familia. El guión fue asesorado por especialistas en enfermedades mentales, lo que se nota en la ausencia de cualquier concesión al morbo sexual o a la violencia.
La película se muestra muy comprensiva con esta clase de personalidades psicóticas, víctimas frecuentemente de la soledad y de la insuficiencia de centros psiquiátricos pero ante las que es muy peligroso dejarse llevar exclusivamente por sentimientos de piedad o de compasión. Se trata de individuos aparentemente afectuosos pero cuya patología sólo requiere la ayuda de médicos especialistas, de medicamentos y del internamiento vigilado.
En Sin piel la protagonista, necesitada de muestras de ternura y de cariño, llega a aceptar gustosamente las cartas y las flores de Saverio, pero pronto sufrirá los inconvenientes de su relación con una persona enferma, que no acata las normas habituales de convivencia y que actúa sin prejuicios ni referencias morales. Por ello la espontaneidad basada en el descontrol de instintos y de sentimientos acaba produciendo numerosos conflictos con su entorno.
El desenlace del film intenta evitar todo pesimismo y abre una puerta a la esperanza mediante el encuentro de una nueva persona amada. Una cinta sencilla, curiosa y para públicos minoritarios que se ve con cierto interés.
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