(2) LA SRA. PARKER Y EL CÍRCULO VICIOSO, de Alan Rudolph.

LOS INFELICES AÑOS 20
Producido por Robert Altman, este film biográfico sobre la escritora Dorothy Parker (1893-1967) retrata la famosa Mesa Redonda del hotel Algonquín en Manhattan, círculo literario cuyas tertulias congregaron durante 10 años a lo más florido y selecto de las artes y las letras neoyorkinas. Se trataba de una vanguardia cultural auspiciadora de una modernidad basada en la sofisticación urbana y en un vitalismo alejado de viejos prejuicios, encarnada en un grupo unido por el talento y la amistad pero posiblemente cohesionado también por el mido a un entorno conformista y hostil.
Pero la película rehúsa en todo momento caer en el tópico de los “alocados” y “felices” años 20. Las fiestas, los rutilantes estrenos en Broadway, la cohabitación entre intelectuales y gente rica y guapa, así como la violación de la Ley Seca entonces vigente no eran sino el lado más alegre y aparente de una realidad más amplia y profunda que, en el caso de la protagonista, venía marcada por el abuso del alcohol y por frecuentes depresiones con intentos de suicidio provocadas por estrecheces económicas, problemas laborales o crisis sentimentales.
Críticos de los Mass Media, periodistas, dramaturgos, poetas, novelistas, músicos y pintores integraban ese “círculo vicioso” de los años 20, cuyo denominador común era el ingenio, la acidez, el escepticismo y el sarcasmo antes de caer muchos de ellos en el olvido o de ser devorados por las fauces insaciables de un Hollywood siempre dispuesto a vampirizar y banalizar el verdadero talento.
El film es una crónica triste que hace destacar, de entre esta multitud de artistas y literatos, la figura de Dorothy Parker, autora del guión de Ha nacido una estrella (1937) de George Cukor, así como su íntima amistad con el famoso crítico teatral Robert Benchley y su episódica relación amorosa con Charles MacArthur, autor escénico y guionista de Primera plana (1974) junto a Ben Hecht.
Actores, decorados de época, fotografía en color y vestuario fielmente documentado cumplen funcionalmente la misión encomendada: retratar una década y a un personaje que fue figura emblemática de los primeros pasos de un feminismo que reclamó a partes iguales un puesto de trabajo y una libertad sexual, procurando una igualdad con los hombres como medio de alcanzar la propia identidad de mujer.
La Sra. Parker y el círculo vicioso, sin embargo, no logra dar una visión suficientemente rica de la protagonista: los diálogos farragosos, las situaciones discursivas, lo costumbrista prevaleciendo sobre lo analítico y una estructura narrativa demasiado difusa en cuanto a construcción dramática hace que añoremos un relato más preciso y riguroso que valorara y relacionara adecuadamente las psicologías, los conflictos y los contextos.
Quizá Alan Rudolph, más propenso a la descripción impresionista de ambientes y de relaciones humanas, no fuera el cineasta idóneo para realizar esta película.
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