(2) MORTALMENTE MARÍA, de Tom Tykwer.

INFELICIDAD CONYUGAL
Esta reciente película alemana debe encuadrarse sin duda en la categoría de cine de autor, como producción barata e independiente destinada a los circuitos minoritarios de Arte y Ensayo, no sólo por las múltiples funciones asumidas por Tom Tykwer sino también por las características del film, una crónica negra y despiadada de la convivencia familiar en un universo claustrofóbico, asfixiante, que cabría relacionar con las imágenes alucinantes de OPS o de Topor —los cadáveres, las cartas acumuladas tras el mueble— en sus más crueles creaciones.
La protagonista, una mujer condenada a servir a un marido autoritario y a un padre inválido, debe limitar su vida a la realización de tareas domésticas rutinarias, nada gratificantes, recibiendo a cambio malos tratos, soledad, incomunicación y frustración sexual, hasta que conoce a un amable vecino del que se enamora.
El relato alterna el presente con el pasado, incorporando flashbacks explicativos sobre la infancia y la adolescencia de María, y combina el realismo más minucioso con un onirismo cargado de elementos fantásticos en la descripción de la existencia cotidiana convertida en un infierno sin esperanza de redención.
El film esboza la terrible liberación que supone el asesinato o el suicidio, sin duda una apología del divorcio como remedio a la infidelidad conyugal, y en una pirueta metafórica un desenlace feliz nos muestra la salvación en brazos del nuevo amor.
Un film insólito, nada comercial, lastrado posiblemente por el esquematismo excesivo de los personajes masculinos. Una pena.
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