(1) FREDA Y CAMILA, de Deepa Mehta.

UNA HISTORIA DE AMISTAD
El film puede ser considerado como un doble homenaje: por un lado a la veterana actriz Jessica Tandy en su última actuación previa a su fallecimiento; y por otro, a Johannes Brahms, cuyo sublime Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op. 77 se evoca en diversos momentos del relato.
Con la estructura de una road movie, se narra el encuentro y viaje de una anciana solista de violín y de una jovencita compositora de música New Age, una y otra en busca de sí mismas, replanteándose su pasado —un fracaso profesional y amoroso— o su porvenir —una crisis conyugal—, todo ello en torno a la cuestión fundamental de la autenticidad creadora y de la dicotomía entre arte y éxito comercial.
Freda y Camila se ve con simpatía y se agradece su entrañable humanidad, pero naufraga bastante a causa de unos personajes poco definidos y de unas ideas expuestas sin suficiente rigor a pesar de contar con un par de escenas en que las protagonistas nos hacen evocar las virtudes, la emoción y la sutileza de la mejor literatura intimista.
Para colmo de males se nota demasiado el artificio con que Jessica Tandy y Bridget Fonda fingen tocar el violín y el piano, respectivamente, unos instrumentos que evidencian desconocer por completo.
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