(2) DOS VIEJOS GRUÑONES, de Donald Petrie.

RIVALES POR AMOR
El guión de esta película fue ofrecido en su día, al parecer, a Billy Wilder e ignoro las razones por las que nunca llegó a realizarlo. Wilderiano es su argumento pero no así su tratamiento fílmico, que en definitiva es lo más importante. La antigua rivalidad de dos viudos ya jubilados, solitarios y cascarrabias (Jack Lemmon y Walter Matthau), se ve renovada al enfrentarse de nuevo por el amor de una madura y hermosa viuda (Ann-Margret) recién llegada al pueblo.
Hay insultos, bromas y jugarretas mutuas, pero casi siempre aparece la ternura en el fondo. Sin duda, Wilder hubiera dotado al relato de mayores dosis de acidez y escepticismo, explorando con más rigor e ironía las situaciones cómicas. Donald Petrie, en cambio, ha ligado el humor al melodrama, con un peligroso acercamiento al sentimentalismo en su defensa de los valores humanos positivos.
Pero, en definitiva, la película se ve con agrado gracias a la fabulosa pareja protagonista, a un buen número de ilustres ancianos en papeles secundarios, a un final sorpresivo y, sobre todo, a la inclusión de una serie de verdaderos o falsos planos de descarte que muestran, en una conversación paterno-filial delirante, doce maneras metafóricas de designar la acción de hacer el amor. Divertimento garantizado.
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