(2) EL INFORME PELÍCANO, de Alan J. Pakula.

CRÍMENES EN LAS ALTAS ESFERAS
La filmografía del director Alan J. Pakula ha dejado constancia en diversas ocasiones de su voluntad de apostar por un cierto tipo de cine de denuncia alrededor del ámbito político estadounidense, siempre inscrito en unos tránsitos narrativos de género básicamente convencionales. El último testigo (1974), film inspirado en el asesinato de JFK, y Todos los hombres del presidente (1976), a propósito del célebre caso Watergate, fueron buena prueba de ello y El informe Pelícano no es sino una ecléctica fusión de ambos títulos en clave de política-ficción.
El principal interés de la película, pues, reside en la lógica del proceso político-económico que se aborda —un multimillonario corrupto, que ha apoyado con varios millones de dólares la campaña presidencial, aparece como sospechoso de haber dado la orden de asesinar a dos jueces de vocación ecologista— y en ciertos roles desempeñados por los diversos organismos del gobierno —el FBI, la CIA, etc.—, así como determinadas actitudes de la abogacía o de la prensa.
Lo peor es que todo resulta tremendamente elemental y esquemático, que los personajes carecen de tridimensionalidad y las situaciones son algo forzadas y precipitadas, que la conciencia progresista apenas sobrepasa la condición de telón de fondo y que la mayor parte del metraje se entretiene en unas persecuciones y atentados que no siempre responden a la lógica y el sentido que desearíamos.
Cine hollywoodiense sustentado en el star-system —Julia Roberts, Denzel Washington—, que no alcanzaría la trascendencia que tiene de no ser por algunos interesantes apuntes testimoniales, la presencia de determinados actores —Sam Shepard, Robert Culp— y a la amenidad del relato.
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