(1) EL EJÉRCITO DE LAS TINIEBLAS, de Sam Raimi.

ENTRETENIDO PASTICHE DE SERIE B
Sam Raimi se dio a conocer como realizador de largometrajes con el film Posesión infernal (1981), cuyo éxito propició una segunda entrega titulada Terroríficamente muertos (1987). Premiado en diferentes festivales de cine fantástico y de terror, como el de Sitges, su fama ha llegado a Hollywood, que le financia su siguiente proyecto, Darkman (1990), su film más industrial. Bajo el apoyo financiero de Dino de Laurentiis el realizador estadounidense ha elaborado el tercer episodio de la saga, con el protagonismo de Ash (Bruce Campbell).
Gracias al manido subterfugio del viaje temporal, un empleado de unos grandes almacenes se ve trasladado a la Edad Media, en medio de las cruentas luchas de los señores feudales. En primer lugar, Raimi juega con el contraste que se crea por el choque de unos diálogos de estilo medieval y el lenguaje coloquial actual del protagonista. Pero mezcla muchas otras cosas, resultando un entretenido pastiche de géneros que homenajea la mítica serie B de Hollywood, una categoría de producción de films durante los años 40 y 50 que pese a su reducido presupuesto exploró la ciencia-ficción y el terror con una gran imaginación y talento.
Los ingredientes fundamentales de El ejército de las tinieblas, usadas con éxito en los films anteriores, son sangre y humor. En ingentes cantidades, sucediéndose abundantes escenas donde se mezclan eclécticamente estos elementos: luchas a muerte adornadas con frases ingeniosas. Los efectos especiales y los abundantes trucajes hacen el resto.
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