(0) UNA PROPOSICIÓN INDECENTE, de Adrian Lyne.

SEXO POR DINERO
Esta película se sustenta en un falso y mal planteado dilema moral. Dejando de lado la morbosa campaña de publicidad que vende un morboso encuentro sexual que nunca llega a verse en pantalla, su punto de partida —¿consentiría usted que su esposa, de común acuerdo, se acostara con un millonario a cambio de un millón de dólares?— está viciado de escasa o nula credibilidad. No sólo muchos matrimonios de clase baja o media estaría de acuerdo con esta operación financiera a cambio de un servicio de índole sexual, sino que incluso muchas esposas en el mundo pagarían por una noche de tórrido sexo con el Robert Redford. Otra cosa muy diferente hubiera sido si en vez del guapo, atractivo y famoso actor estadounidense, el millonario fuese bajito, feo, de 70 años, mal aliento y con una sudoración en los pies. Entonces el dilema planteado sí sería conflictivo, pero más que moral o ético incluiría aspectos estéticos, poniendo a prueba la capacidad de sacrificio de la esposa por la módica recompensa. Además, en este caso el marido no tendría celos retrospectivos, ni la protagonista acabaría liándose con el millonario.
Una proposición indecente es una película truquera, con un guión lleno de mentiras, incoherencia y apaños para lograr un final con moraleja añadida. Resulta increíble que la esposa, interpretada por Demi Moore, no se quede con un rico tan educado, exquisito, afable y cariñoso como el que interpreta Robert Redford y que, por el contrario, vuelva con un marido propenso a la histeria y pobre desde el momento en que devuelve el dinero.
Adrian Lyne es un realizador que sabe tratar temas con morbo, planteados y desarrollados en su justa medida para no inquietar o incomodar las rectas conciencias burguesas y puritanas, a fin de que su hipócrita sistema de valores y su sensibilidad no se vean afectados. Ofrece un poquito de morbo convenientemente administrado sin que a cambio se alteren en lo fundamental ni se pongan en duda las sacrosantas instituciones como el matrimonio o la familia. Ejemplos de esto son 9 semanas y media (1986) y Atracción fatal (1987).
Algún visionario ha creído vislumbrar en este bodrio el equivalente cinematográfico del mito de Fausto. Todo pacto con el Diablo, que en Una proposición indecente lo encarna Robert Redford, conlleva tragedia, dolor y una deuda que saldar. Paparruchas, porque estamos ante un vulgarísimo producto comercial, ante otro de los grandes negocios de Hollywood.
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