(3) OCURRIÓ CERCA DE SU CASA, de Rémy Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoorde.

ÉSTA ES SU VIDA
Se trata de un caso emblemático y extremo de cine sobre cine: el film que vemos es la crónica documental del rodaje de las andanzas de un asesino. Es la opera prima de tres amiguetes cinéfilos que compensan de sobra su falta de medios con grandes dosis de talento e imaginación. Para abaratar el coste y facilitar la filmación se hacen confluir dos niveles de significación del relato: la película es en realidad un reportaje televisivo, a modo de “Ésta es su vida”, de las tropelías de un psicópata criminal.
El recuerdo de la excelente Henry, retrato de un asesino (1986) es inevitable por cuanto aquí la violencia no viene codificada por una serie de convenciones que la hacen ética y estéticamente digerible. El asesinato aparece aquí como un simple gesto, tan relevante como un estornudo, y su radical amoralidad sólo puede resultarnos tolerable a través del cachondeo y del guiño semiótico que nos lanzan sus autores para que reflexionemos distanciadamente en torno a esa agresividad que es el elemento fundamental de gran parte del llamado cine “comercial”.
Las citas cinéfilas, explícitas o implícitas, son abundantes y en lo esencial nos remiten a la revolución expresiva del cine de J. L. Godard: una “deconstrucción” del relato que consiste en poner en evidencia el artificio de la ficción fílmica mostrando el proceso de producción tanto material como de sentido del discurso cinematográfico.
Como genuino film underground, Ocurrió cerca de su casa no sólo rompe moldes narrativos con una libertad absoluta, sino que añcanza unos límites raramente rebasados fuera del cine independiente en cuanto a cutrez, escatología, sangre y sexo. Pero en esta ocasión, la osadía formal y la provocación al espectador no son gratuitas sino que vienen avaladas por una ingente cantidad de propuestas culturales que van de las citas sociológicas a las reflexiones artísticas y de las ironías sangrientas a las sátiras corrosivas, todo ello como bagage conceptual que viene a arropar la visión caóticos, nihilista y básicamente paródica de los cineastas.
La aparente anarquía del film, sin embargo, esconde una cuidada y metódica preparación del producto: la cámara a mano viene justificada por la realización del falso reportaje y los planos-secuencia facilitan la filmación una vez determinados previamente el guión y la iluminación de los mismos. Y el resultado, en esta ocasión, no es el desbarajuste sino el rigor: la película no es tanto una introspección psicológica del personaje como la parafernalia de una puesta en escena organizada por la idea de violencia y muerte desde el punto de vista de los delirios narcisistas y paranoicos del criminal.
En suma: un film insólito, libre y apasionante para cinéfilos inteligentes.
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