(2) DÍAS DE HUMO, de Antonio Eceiza.

EL LABERINTO VASCO
El presente film no es una transcripción al País Vasco de los duros planteamientos políticos militantes que Ken Loach mostraba en Agenda oculta (1990) a favor del IRA. Eceiza ha optado por un enfoque “humanista” prestando atención a los problemas personales de los protagonistas, sobre un fondo ambiental colectivo, sin que pueda afirmarse que existe una plena identificación entre el propio realizador y el personaje de Pedro, el exiliado vasco que regresa a su tierra natal tas veinte años de ausencia.
También Eceiza ha permanecido muchos años en México y Cuba antes de venir para realizar Días de humo, pero su confesada ideología de izquierda abertzale poco tiene que ver con la actitud vital del protagonista, un hombre maduro al borde del envejecimiento, solitario, triste y escéptico. Uno y otro, cineasta y personaje, coinciden sin embargo en la edad y en un pasado común dominado por la represión, aunque un humor de tintes amargos intenta a veces evitar un excesivo dramatismo.
La película rehúye en todo momento caer en el dogmatismo panfletario propio de cierto cine político militante, pero en su repaso a la sociedad vasca actual la pretendida objetividad, la voluntad de evitar la demagogia, determina posiblemente un cierto grado de indefinición y de ambigüedad: no es una apología del terrorismo pero tampoco hay una condena del mismo; no es un ataque a las fuerzas de seguridad pero se pone el acento en el drama familiar y social de los presos, ante cuya posible reinserción a la sociedad civil estalla la polémica, por si ello supone abandonar la lucha por la independencia.
No está clara la utilización de Pedro y de Kepa, un joven intelectual, como las dos caras de una misma moneda, en pasado y en presente, salvo por la presencia de Lurdes, la joven casada amada por los dos hombres pero sumida en una crisis de pareja y en busca, como Pedro, de la propia identidad personal.
Días de humo interesa, más que por sus escasos planteamientos políticos, por ser testimonio del estado actual de una sociedad vasca traumatizada por conflictos ideológicos y sociales internos y convulsa también como consecuencia de problemas personales no resueltos. Un panorama confuso dominado por la imagen metafórica del humo, desde la neblina inicial alrededor del avión que aterriza a los botes antidisturbios.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.