(1) CRISTÓBAL COLÓN: EL DESCUBRIMIENTO, de John Glen.

EL SUEÑO DEL NAVEGANTE
Si el descubrimiento del Nuevo Mundo fue, en Alba de América (1951) de Juan de Orduña, una expresión del nacional-catolicismo a la sazón imperante en la España franquista, con un cartón-piedra que dominaba la solemnidad de las ideas, la artificiosidad de los decorados y la retórica de los personajes, la versión de John Glen se inscribe en el más genuino cine histórico y de aventuras USA, caracterizado ordinariamente por la superficialidad y por el predominio de lo anecdótico.
Patrocinada por la Fundación V Centenario pero rodada aún así con unos medios limitados, Cristóbal Colón: el descubrimiento carece de aliento épico y no profundiza en el estudio social y político de la convulsa época en las Españas —la conquista de Granada, la expulsión de los moriscos y los judíos, la Santísima Inquisición, la colonización americana, etc.— a pesar de adoptar puntos de vista progresistas en algunas cuestiones: fanatismo e intolerancia de Torquemada, expolio de los bienes de judíos y de los indios americanos, etc.
Lo que la versión de Orduña no pudo mostrar fueron las hermosas tetas de las nativas y la presencia de un expresidiario violador entre la tripulación de una de las naves colombinas. Algo hemos avanzado.
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