(1) ENGAÑADA, de Damian Harris.

USURPACIÓN DE IDENTIDAD
Parece indiscutible que intente realizar un film hitchcockiano sin Hitchcock es como querer hacer una tortilla sin huevo. Engañada tiene, en cuanto a línea argumental y estructura narrativa, los mismos elementos que configuran el cine del cineasta británico: hogar feliz, factor inquietante, sospechas de la esposa, usurpación de identidad, apariencias engañosas, falso muerto que reaparece, objeto valioso astutamente camuflado cuya posesión ocasionará varios asesinatos, suspense en progresión y angustioso clímax final.
Pero pese a la corrección formal con que el film está realizado, Damian Harris no posee ese fabuloso dominio del lenguaje fílmico que hacía de Hitch un maestro en la utilización de imágenes y sonidos como piezas de relojería perfectamente ensambladas y capaces de conferir verosimilitud a las situaciones más excepcionales, manipulando al espectador pero dosificando sus emociones para evitar destruir el hechizo. Por el contrario, aquí se hace palpable en demasiadas ocasiones la artificiosidad de un guión trufado de golpes de efectos y de sustos mecanicistas, ocultando datos en aras de una intriga que se desea mantener a toda costa.
No obstante, a pesar de los reparos apuntados Engañada es una película adecuada para pasar un rato distraído, un producto industrialmente sólido que no tiene nada que ver con los abundantes subproductos USA que suelen invadir nuestras colonizadas pantallas.
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