(2) ROSENCRANTZ Y GUILDENSTERN HAN MUERTO, de Tom Stoppard.

HAMLET Y SUS AMIGOS
La película llega precedida por un indidable prestigio artístico —León de Oro en al Mostra de Venecia 1990— y aureolada con unas palpables pretensiones culturales: el “Hamlet” de Shakespeare recreado desde la óptica de los amigos del protagonista, Rosencrantz y Guildenstern, una singular pareja a caballo entre la picaresca y la comicidad que presta a la inmortal tragedia un distanciamiento fuertemente marcado por el escepticismo que destila la pluma de Tom Stoppard, autor de la pieza teatral original y también guionista y realizador del film.
Metáforas, disquisiciones filosóficas, reflexiones sobre el arte escénico y la profesión de actor, relaciones entre verdad y ficción, acotaciones repletas de humor y de ironía, que deben no poco a la tesis de Unamuno y de Pirandello, componen una obra de qualité, brillante e ingeniosa, con la que difícilmente logrará identificarse el espectador, ocupado permanentemente en seguir los entresijos de la acción y en descifrar los recovecos del proceso discursivo de los personajes.
Los actores destacan por su buena dicción, en V. O., y por su prestancia física, pero Stoppard parece desconocer las posibilidades funcionales del lenguaje fílmico a juzgar por una puesta en escena que no privilegia el desarrollo espacio-temporal de los acontecimientos y que recurre a la descripción de personajes y de hechos mediante atropellados planos de corta duración, mero soporte ilustrativo de sus esmerados diálogos, con lo que la narración viene apoyada más en conceptos que en imágenes significativas.
Gustará a los eruditos en las claves del teatro shakespeariano y a los estudiantes avanzados de lengua inglesa.
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