(1) HENRY Y JUNE (EL DIARIO ÍNTIMO DE ANAÏS NIN), de Philip Kaufman.

UNA PIONERA DE LA LIBERACIÓN SEXUAL
La película es adaptación de una parte del diario de Anaïs Nin (1914-1977), una autobiografía de la escritora estadounidense de ascendencia hispano-cubana nacida en París, cuyos cuatro volúmenes fueron publicados entre 1966 y 1969. El film centra su atención en las apasionadas y turbulentas relaciones entre Anaïs, el novelista Henry Miller y su esposa June, que vivieron de forma bastante bohemia en la capital francesa durante los años 30.
Dos son las líneas narrativas que aquí se pretenden conjugar: por una parte, la creación literaria, especialmente centrada en el universo del erotismo —expresado de modo intimista y lírico por Anaïs; mucho más rudo, cotidiano e impúdico por Miller en Trópico de cáncer loque le valió el veto de los censores y la acusación de pornografía— y por las relaciones amorosas entre los protagonistas, que sirvieron de fuente de inspiración de sus escritos.
Con una estética que podríamos definir como de porno blando, sin exhibición de genitales y con actos sexuales fingidos o sugeridos mediante elipsis, la película tiene la virtud de dejar entrever la personalidad de Anaïs, una mujer pionera en la liberación sexual femenina, capaz de plasmar literariamente una sensualidad desbordante y unos deseos sin fronteras, materializando sus pulsiones más íntimas que sólo las convenciones sociales acaban canalizando de una forma tolerable para el sistema establecido. En este sentido, tiene singular valor la sincerdiad de la escritora que desnuda su alma tanto al exteriorizar sus fantasías sexuales como al relatar sus apasionados encuentros amorosos con Henry Miller o sus correrías orgásmicas por los burdeles parisinos.
Pero lamentablemente Philip Kaufman no deja de ser un dicreto artesano, incapaz de dotar al material original de la necesaria profundidad y complejidad, como se evidencia tanto en un guión embrollado como en la banalidad con que aborda el tema de la pasión y del erotismo, reducidos a una serie de anecdóticas escenas de cama, miradas lascivas, fugaces desnudos y diálogos crudos más propios, pese a la qualité, de un osado film S que expresión de una concepción radical de la vida entendida como una búsqueda total del placer absoluto.
Los personajes están vistos desde fuera, sin que sus actos lleguen a expresar una visión del mundo dominada por la sensualidad, que es lo que sí consiguieron Bertolucci con su El último tango en París (1972), Oshima con su El imperio de los sentidos (1976) o Ferreri con Ordinaria locura (1981). Henry y June (El diario íntimo de Anaïs Nin es un film que puede producir escándalo, pero difícilmente despertar verdadera emoción.
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