(2) EL PADRASTRO, de Joseph Ruben.

QUERIDA FAMILIA
No es habitual encontrar un psicothriller con asesino en serie protagónico que no acabe derivando en un relato gore atiborrado de sangre y vísceras. Es el caso de este film de modesto presupuesto pero inteligente y sutilmente incisivo. Su mejor baza es un guión que nos describe a un perturbado mental de un modo psiquiátricamente creíble.
Su patología es peculiar: obsesionado por formar una “familia feliz” al estilo USA, busca para casarse viudas y divorciadas con hijos, a los que asesinará cuando vez que su sueño no puede convertirse en realidad. Es decir, el ideal del american way of life convertido en psicopatía.
La realización es digna: a partir de cuatro personajes y sin salir de una pequeña localidad, Joseph Ruben consigue un film sólido, bien estructurado y correctamente interpretado. La trama revela desde el principio la identidad del asesino, evitando así resortes de sorpresa muy manidos en el cine de suspense, centrándose en las relaciones con su mujer y su hijastra, que sospecha que algo no funciona bien en la mente del esposo de su madre. De este modo cada frase, comportamiento y gesto facial adquiere inquietantes semblantes amenazadores. Paralelamente, la investigación que lleva a cabo el hermano de una de sus anteriores víctimas contribuye a agilizar el relato y a mantener el suspense.
En definitiva, El padrastro es una película que destaca del la bazofia habitual de similar temática, y que puede recomendarse tranquilamente a los amantes del género.
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