(2) TEMBLORES, de Ron Underwood.

MONSTRUOS BAJO TIERRA
Si bien el género fantástico no se encuentra en sus mejores momentos, dejando ya muy atrás su época dorada, la presente película titulada Temblores merece una mención especial. Especialmente por el exótico tratamiento de un argumento en apariencia anodino y convencional, narrándose el ataque de un engendro monstruoso a un pueblo perdido situado al borde del desierto de Nevada. Se trata de una criatura de aspecto alienígena que habita el subsuelo arenoso, muy agresivo y ciego, que se inspira en los gusanos de arena de las novelas de Dune, de Frank Herbert, y en los Chthonian de Los Mitos de Cthulhu, de Howard Phillips Lovecraft. Pero además destacan los escenarios donde se desarrolla la acción, que comparte muchos rasgos del típico poblado del western, y el carácter diurno del relato, situando el peligro a pleno día. El resultado, pues, es un clima de tensión muy peculiar que se aleja de lo habitual en este tipo de productos de terror de serie B.
Y si la eficacia conceptual es irreprochable, aún lo es más el modo en que los personajes se introducen en él. Los responsables se han tomado la molestia de evitar todo rasgo heroico, mostrando sus puntos débiles y su condición de marginales, centrando la atención en el funcionamiento del grupo. Se agradece su tono agridulce, entre relato de supervivencia y diálogos con no pocas dosis de humor, que revela una sólida concepción del suspense evitando las coordenadas pseudocientíficas y centrándose en el progresivo conocimiento de los graboides y en las dificultades que tiene que ir superando el equipo para sobrevivir. Así, lo interesante es cómo van desplazándose por el entorno evitando tocar tierra, saltando de piedra en piedra hasta alcanzar una forma de huir de los monstruos. Se deja ver.
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