(2) LA GUERRA DE LOS ROSE, de Danny DeVito.

UN MATRIMONIO EN DESCOMPOSICIÓN
Alterando con inusitado talento los esquemas clásicos de la comedia romántica del cine de Hollywood de los años 30 y 40, Danny DeVito logra llevar al extremo la llamada “Guerra de Sexos” que en su momento encarnaron parejas como Gary Grant y Katherine Hepburn. El resultado es que La guerra de los Rose es una auténtica batalla campal sin tregua posible ni reconciliación final que posibilite un happy end de manual.
Los Rose son una pareja a priori perfecta. Cuando el estudiante de Derecho de Harvard y la universitaria campeona de gimanasia se conocen en una subasta, se inicia una historia de amor que tiene todo el aspecto de cuento de hadas. Bajo el matrimonio, él se convierte en un exitoso hombre de negocios y ella encarna la esposa perfecta. Parece que todo funciona perfectamente pero el espectador comienza a sospechar que la convivencia no es lo sana que parece.
Un detalle, nimio en apariencia, hace estallar la “paz” entre los cónyuges. Los recelos, las envidias y los reproches afloran, alimentando un odio visceral que adquiere visos trágicos. Tras 17 años de matrimonio, la pareja no ve otra salida que el divorcio y entabla una lucha sin cuartel por la defensa de los intereses propios y la posesión los bienes comunes, como la fabulosa casa que han construido con el paso de los años. El cuento de hadas del comienzo, progresivamente, se ha transformado en un relato de terror que alcanza insospechadas cotas de crueldad.
A pesar del trazo grueso en la realización, DeVito describe una visión sarcástica y desmitificadora de la convivencia matrimonial dentro de un estilo muy meditado y efectivo. El director, también actor, se ha reservado un papel como abogado que nos va narrando la historia de esta familia en descomposición. Este acertado punto de vista exterior le permite acentuar la ferocidad y llevarla hasta las últimas consecuencias en un final sorprendente.
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