(2) GRAN BOLA DE FUEGO, de Jim McBride.

UN MITO DEL ROCK & ROLL
Por su polifacética descripción y tratamiento de los episodios vitales más polémicos de Jerry Lee Lewis, Gran bola de fuego supone una propuesta tan insólita que resulta especialmente sugestiva.
El retrato del célebre pianista y cantante estadounidense, pionero del Rock & Roll, se centra en apenas tres años de vida, entre los años 1956 y 1958, años en los que alcanzó su máxima popularidad y luego su repentino fracaso, a causa del escándalo que provocó su matrimonio con su prima de 13 años.
La película reproduce algunos de los hitos que rodearon estos años intempestivos: la primera grabación de Jerry Lee Lewis para Sun Records —tras un viaje a Memphis para probar suerte grabando en su misma compañía discográfica que Elvis Presley—, su presentación nacional a través de la TV en el Steve Allen Show, el famoso concierto en el que acabó quemando el piano o el aciago viaje a la puritana Inglaterra.
Pero la aproximación al personaje —interpretado por un gesticulante Dennis Quaid— escapa a toda mixtificación. Primario, vitalista, criado en el seno de una puritana familia blanca del sur de los Estados Unidos, McBride no presenta a un artista que queda atrapado por los ritmos provenientes del ghetto de la población negra, una música que nunca le permitirán vivir en paz con su conciencia religiosa. Impulsivo, a veces estúpido y sobre todo infantil, Jerry Lee Lewis es mostrado como una figura que conecta con una generación de adolescentes que pretendían romper con los modos de vida y tradiciones de sus mayores, pero también como un personaje desamparado e inmaduro que busca cobijo sentimental en una niña de 13 años.
Detrás de semejante personaje, el realizador no descuida la descripción del contexto histórico y social del protagonista. La cultura reaccionaria del sur del país —donde se consideraba el Rock & Rock como la música del diablo—, los ghettos negros, el consumismo y la familia. Para ello McBride se aleja del realismo construyendo una película estilizada, próxima en algunos momentos al musical de los años 50, en cuanto a decorados y vestuario de personajes.
Evidentemente, la música de Jerry Lee Lewis es omnipresente a lo largo del metraje, y también en este sentido se agradece la coherencia con la que se muestra las raíces negras de la música blanca de éxito, o la trastienda del mundillo musical de la década de los 50.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.