(0) LOS FANTASMAS NO PUEDEN HACERLO, de John Derek.

POSESIÓN ERÓTICO-FESTIVA
Con un guión incoherente y lleno de majaderías y una dirección que es incapaz de narrar la situación más elemental, el nuevo producto de John Derek se evidencia como un descarado ejercicio de proxenetismo fílmico con la explotación de su esposa Bo, una chica bajita con tetas de silicona que se limita a exhibir su carita de porcelana en abundantes primeros planos y lucir un modelo distinto en cada escena. Y es que el realizador ignora la diferencia entre cine y colección de postales y colorines para una revista ilustrada de lujo.
El argumento combina de forma delirante dos géneros aparentemente contradictorio: el erotismo y el terror. Kate (Bo Derek) es una bella y sensual joven casada con el multimillonario M.B Scott (Anthony Quinn). El matrimonio transcurre en forma normal, hasta que se descubre la incapacidad del millonario para complacer a su joven esposa, que comprende y acepta la situación por amor a su marido. Pero él no resiste la humillación y decide suicididarse. Lo que no sabe es que su alma vagará por el limbo y poseerá a su mujer a través de otros cuerpos, recuperando así la felicidad del placer y el amor.
La película es, sin duda, un reflejo psicoanalítico de la actitud de John hacia Bo: el maridito maduro que babea ante su joven esposa bombón, que disfraza dejándonos entrever los encantos de su mujer para que nos dejemos las pelas en taquilla y le envidiemos pero que, celosísimo, se la reserva para su uso exclusivo —véase el argumento—. Eso ya lo hacían Ozores y Lazaga con las suecas en bikini.
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