(3) LA BAHÍA DEL ODIO, de Louis Malle.

RACISMO EN TEXAS
Alamo Bay (1985) es la última película estadounidense de Louis Malle antes de regresar a Francia, donde dirigió Adiós, muchachos (1987). Se trata de una muestra más de la coherencia y honestidad ideológica, amén de sabiduría narrativa del cineasta francés. Basada en hechos reales acaecidos hacia 1980, Malle se interesó por el tema apenas tuvo noticias de los conflictos surgidos entre refugiados vietnamitas y pescadores de la costa de Texas. Y así, los brotes de violencia racista con intervención del Ku-Klux-Klan, contra unos asiáticos deseosos de integración no son consecuencia de un abstracto patrioterismo o de una tópica arrogancia sudista, sino producto de unas frustraciones colectivas —la imposibilidad del Gran Sueño Americano— en una situación de crisis donde funciona como catalizador un conglomerado de problemas económicos, laborales e incluso amorosos.
En este contexto conflictivo, los refugiados vietnamitas cumplen el papel de chivo expiatorios y contra ellos se desata una agresividad que reviste formas de un “fascismo cotidiano” ante el que se inhiben los representantes de la ley y el orden. El orgullo de ser blanco y estadounidense, un sentimentalismo patriotero frente a unos vietnamitas que son identificados con los comunistas causantes de su derrota en la guerra; un confuso trasfondo religioso protestante frente al catolicismo de los inmigrantes y, como telón de fondo, la materialización de una lucha de clases son los ejes vertebradores del conflicto social que el film describe y analiza con gran rigor formal.
Un rigor formal que deriva no sólo de la estructura del guión, a base de breves secuencias en donde se alternan el documento colectivo —un contexto definido por el trabajo, bares, viviendas, capillas, banco, etc.— y escenas de ficción en las que los personajes, individualmente, son víctimas de contrariedades de tipo familiar, sexual o financiero; sino también de una inteligente utilización de la planificación y el montaje, con una dirección de actores, encuadres y ritmo que sirven para profundizar en los conflictos dramáticos planteados.
Muy convincentes los actores Ed Harris y Amy Madigan, que encarnan a la pareja protagonista, mucho más ricos en matices que Ho Nguyen, un actor “natural” que a mi juicio carece de la técnica interpretativa de los profesionales.
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