(2) SAIGÓN, de Christopher Crowe.

LA RETAGUARDIA DE VIETNAM
Saigón es un film de estructura típicamente policíaca, es decir, protagonizado por dos agentes encargados de una difícil misión: investigar el asesinato de varias prostitutas nativas en la capital survietnamita de 1968. Las dificultades que plantea el descubrimiento del autor de los crímenes vienen determinadas por el miedo o la eliminación física de los posibles testigos, además de las trabas oficiales a las pesquisas, al sospecharse la culpabilidad de un militar de alta graduación.
Aparte de este esquema clásico de intriga, la película interesa por la visión nada heroica o patriotera que ofrece sobre la presencia del ejército USA en Vietnam, especialmente en la retaguardia, subrayando el clima de absoluta corrupción y de descomposición moral de unas tropas que han convertido aquel país “aliado” en un inmenso burdel, con unas delicadas relaciones con las autoridades locales y con la neurosis que produce el continuo hostigamiento del Vietcong, un enemigo omnipresente y casi invisible.
Lamentablemente, una vez más, no hay aquí planteamiento ideológico o político alguno que intente explicar la presencia militar de Estados Unidos en el país asiático, no se profundiza apenas en personajes y situaciones y los efectismos dramáticos o narrativos utilizados cara a la taquilla impiden una consideración más serena y rigurosa sobre las complejidades de un contexto que, no obstante, aparece caótico o desquiciado en gramo sumo.
También una vez más, cabe admirar ahora la buena factura técnica del film, un relato que atenaza la atención del espectador de principio a fin, con unos actores competentes, unos encuadres expresivos, una ambientación convincente y, sobre todo, la labor de montaje modélica capaz de crear un ritmo narrativo sin fisuras, asó como unos tiempos y espacios específicamente fílmicos perfectamente adecuados a la historia que se nos cuenta.
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