(2) MI DULCE PUEBLECITO, de Jirí Menzel.

LA CIUDAD NO ES PARA MÍ
Esta comedia checoslovaca de ambiente rural podría definirse como costumbrista —tipos representativos, hechos cotidianos, escenarios naturales— con un humor elemental y lleno de cordialidad basado en el contraste entre tan tradicional como es la pareja cómica formada por un gordo y un flaco.
Conflictos de tipo laboral —un traslado forzoso— y amoroso —un adulterio— forman la trama argumental mediante la que se critican suavemente los privilegios de los burócratas, el puritanismo erótico y la masificación deshumanizadora de la gran ciudad (Praga), erigiendo por contra la apacible vida riral como ámbito natural de unas relaciones humanas ideales.
Pero pese a la existencia de tres o cuatro gags realmente divertidos, Mi dulce pueblecito tiene un interés limitado debido a la presencia de personajes estereotipados, sin apenas profundidad psicológica, a un bucolismo bastante falso y a un ingenuo humanitarismo que evita abordar los conflictos sin difuminarlos previamente con los paños calientes de las buenas intenciones.
Porque una cosa es dar una visión afable y optimista de la vida y otra muy distinta caer en la excesiva simpleza.
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