(1) UN SEÑORITO EN NUEVA YORK, de Pat O’Connor.

FUERA DE CONTEXTO
Si el realizador de esta mediocre película es el mismo Pat O’Connor de la interesante Un mes en el campo (1987), su visión constituye uno de los argumentos más poderosos en contra del concepto de “autor cinematográfico”, a no ser por la necesidad de comer o de mantenerse profesionalmente activo justifique la aceptación de cualquier tipo de encargo y su puesta en imágenes de una forma impersonal y desganada.
Lo cierto es que Un señorito en Nueva York viene a explotar todo el repertorio de tópicos sobre la pulcritud británica frente al desaliño y aspereza del sur estadounidense, sin que haya el necesario rigor en la descripción de personajes y fallando por completo la óptica de comedia que el film pretende asumir.
El único punto en común de ambas películas es el amor por el arte: tumbas y frescos medievales en Un mes en el campo; la pintura de Renoir en la estrenada ahora. Poca cosa.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.