(2) SLAM DANCE / SIN VÍA DE ESCAPE, de Wayne Wang.

UN INOCENTE IMPLICADO
Su padre le puso el nombre Wayne Wang en homenaje al actor John Wayne. Nació en Hong Kong hace 39 años y se trasladó a California cuando tenía 18 años para estudiar cine. Slam Dance / Sin vía de escape es su tercer largometraje, un thriller a medio camino entre el policíaco (la intriga) y el “negro” (la corrupción) que desarrolla un argumento nada novedoso: en Los Ángeles, un asesinato implica a un inocente —un dibujante con problemas conyugales y laborales— que se ve forzado a investigar por su cuenta.
Wang se muestra aquí como un alumno aplicado, con una amplia gama de recursos visuales, en busca de una originalidad que yo dudo pueda contribuir a una convincente renovación del género. De los maestros ha copiado ciertos tics, no la esencia de su estilo, y los efectismos impiden el logro de una mayor profundidad.
El realizador ha declarado preferir las fases de preparación y de montaje al rodaje propiamente dicho, en donde su tarea parece consistir en manejar adecuadamente a unos “tipos” de reparto, físicamente verosímiles, y a encuadrarlos de la forma más impactante posible. Pero es relativamente fácil rendir homenajes y recurrir a citas cinéfilas, pero es casi imposible copiar una puesta en escena mediante la cual los grandes directores desmenuzan el interior de los personajes a la vez que hacen avanzar la acción.
Pero, ¿existe el thriller moderno? La visión gris, trágica y compleja de los clásicos se contradice con un esteticismo obsesionado con los contraluces, los encuadres rebuscados y los recursos de videoclip. La forma se convierte en fin antes que en medio de contar una historia no convencional, implicable, que ponga en cuestión los miserables fundamentos de las relaciones humanas.
Slam Dance / Sin vía de escape es un producto “moderno” que busca, ante todo, la originalidad y la brillantez, dando acomodo a elementos tradicionalmente ajenos al género: la comedia y los buenos sentimientos. Sin olvidar integrar en la banda sonora fragmentos musicales de clara resonancia pop, así como de utilizar como actores a figuras de rock.
Si las obras maestras son auténticas joyas, films como el presente son sólo reflejos de alta bisutería.
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